Bueno, no invoquemos muchas reglas de oro, hablemos mas bien de cantidades, desde luego intangibles. Aceptemos en la prosa ensayística, como necesario por ejemplo, un poco de suspenso y un tanto de dramatismo. Un ejemplo de ello es una crónica ensayística y política publicada por Germán Santamaría en El Tiempo de Bogotá con motivo de las elecciones presidenciales de 1982. Candidatos López Michelsen y Belisario Betancur. Cuatro y media de la tarde, los primeros resultados electorales. La sede en el Hilton del doctor López llena de gente por los pasillos y salones, mundos de políticos y autocandidatos a ministros en torno del candidato presidencial, cuya seguridad en la victoria crecía en la escala móvil de lasa cifras electorales. A lasa cinco de la tarde los resultados favorecían a Betancur, y su sede en ese momento en el Tequendama temblaba de gente que seguía llegando a cada minuto. Pero en el Hilton disminuía la concurrencia. Los resultados no eran muy halagadores para el doctor López. A las seis y media ya no había acompañando al candidato López, más de cien personas, mientras en el Tequendama, hubo necesidad de controlar la afluencia de copartidarios de Belisario que en realidad provenían de todas las tendencias. A las ocho de la noche con el doctor López se encontraban 14 personas, contando entre ellas los hijos y a doña Cecilia. A las nueve salían del Hotel, discretamente, el doctor López y su esposa, muy solos, el chofer les aproximó la limusina, se subieron y desaparecieron los tres tragados por las sombras de la noche. Así a grandes rasgos la crónica ensayística de Germán Santamaría en aquella ocasión memorable, llena de reflexiones y que es a la vez, una radiografía de la Colombia de siempre y de la política nuestra, casi siempre movida por intereses.
Otra calidad intangible que puede enriquecer una prosa ensayística para la prensa, es el recurso de la erudición. Traído éste desde luego, con mucho donaire y puesto allí como quien no lo quiere, erudición proveniente de la historia y de las capas acumuladas de la cultura humanística personal.
Es muy común su utilización en los editoriales y escritos de corte ensayístico como los de Alberto Lleras y los de Alzate Avendaño, particularmente de este último en “Diario de Colombia”, periódico de la década de los 50. En marzo de 1952 se realizaban en el país las elecciones para cuerpos colegiados. El doctor Alzate Avendaño encabezaba una lista para el Senado, por su partido, desde luego, una disidencia. Sus mismos copartidarios de la otra lista, la ortodoxa, le amenazaban con la inminente derrota, recordándole además del peligro en que estaba.
Alzate en un editorial dió respuesta a estas conjeturas y rumores. Editorial que tituló “Los Idus de Marzo” y que iniciaba así:
“Cuéntase que el maestro del colegio de augures, después de encontrar en el vientre de un ganso una herniación del diafragma, hallar cuarzo en el abultado buche de una paloma y observar con cronómetro el inseguro recorrido de un águila aerodinámica sobre las inmediaciones del Monte Soracto, le previno a Cayo Julio César, político de cierto viso en la república romana, que correría graves riesgos por los idus de marzo. Pese al rigor científico y la bien lograda fama del distinguido adivino, experto en cirugía de pollos y otros volátiles, el destinatario del informe no quiso hacerle caso. Tampoco se atuvo a los funestos presagios de otro profeta de barrio. Ni siquiera las pesadillas de Calpurnia, su esposa, cuyo sueño invadían rostros y voces iracundas.
“Como la conjura tuvo éxito y la jauría hostil acorraló en el capitolio al susodicho político, desde entonces -y de ello va cierto tiempo- la segunda década de marzo inspira un temor supersticioso.
“A nosotros también se nos han hecho algunos pronósticos adversos, continúa Alzate Avendaño, y muy sombrías prevenciones acerca de nuestra definitiva concurrencia al debate electoral de marzo. Al principio lo hizo el inquisidor de Santo Oficio, camarlengo privado de Júpiter Capitolino y erudito exégeta de reliquias romanas como las catacumbas de san Calixto, dotado del don premonitorio que es silvestre en una tierra de pitonisas y también de numerosos instrumentos de precisión. Luego ha repetido el vaticinio un augur de opereta, dentro de una congestionada retórica arrabalera y nos emplaza para la “hora cero”….”(14)
En el encabezamiento de este escrito, Alzate no sólo hace uso de esa erudición historiográfica, sino que mezcla a las cláusulas un tris de humor y una pizca de ironía, cosa muy común en sus prosas periodísticas de carácter ensayístico, contra o a favor ideas o personajes de pro. Estos en lugar de ofenderse se sentían halagados por la alusión con calificativos de raigambre griega o latina como aquello de Júpiter Capitolino, que iba entonces para el doctor Laureano Gómez.
Otra regla o recomendación, útil, es aquella con que el profesor Mario Laserna urgía alguna vez a sus discípulos: Hacer frases cortas. Ya hablamos un poco de esto, pero lo reiteramos. Las frases largas enredan la idea y se prestan a la divagación y consecuencialmente a la confusión.
Quien escribe haciendo frases cortas, se obliga al sentido completo en cada una de ellas. Las frases cortas, las oraciones breves, inducen en cada caso a gestar ideas. Un artículo escrito a base de frases cortas generalmente es muy conceptual y gusta al lector intelectualmente inquieto, y al lector que va de prisa.
En conclusión, se es más claro y rotundo cuando se trabaja con frases breves, sin mucho ropaje innecesario, ni mucha carga adjetiva. Como disciplina y ejercicio intelectuales, es interesante hacer un ensayo periodístico con frases cortas, sujeto, verbo y atributo, donde cada prieta oración lleve una idea, y esas ideas una andadura coherente y definitoria.
C O N T E N I D O
1.-Pretexto más que texto
2.-Mejor el Ensayo…
3.-Cuidado con los Best-Seller
4.-Clases de Ensayo
5.-El Ensayo periodístico
6.-Superioridad del Ensayo sobre otros géneros
7.-La influencia del escritor público
8.-Ensayismo y su mecanismo de penetración
9.-Rol del ensayismo y del periodismo científico
10.-Concisión y claridad del lenguaje
11.-Ensayo periodístico y recursos literarios
12.-La sapiencia de Alberto Lleras
13.-Pensar bien y cómo
14.-El arte de dosificar
15.-Otra regla: un poco de gracia
A manera de conclusión
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