Al músico y musicólogo César López Villegas
Violines, los violines. Arcos suben y bajan.
Veloces. Enternecen los confines azules.
Sones agudos, tristes en el alma trabajan.
Vienen, van por el mundo sensuales y ganzules.
Duelos de melodías que la muerte amortajan
Y hacen del horizonte vergeles de abedules.
Cuerpos de resonancias que en la mejilla encajan,
Gimen, cantan o lloran sus arpegios de tules.
Tensas cuerdas febriles, extrañas expresiones,
Para vivir sin tedio raras digitaciones.
Fiel conjunto de cámara,…¡Cuerda quinta tendí!.
De Menuhin el alma, de Brahams sones ambiguos.
Del tensionado mástil florilegios antiguos,
¡Y estalla el diapazón! Vuelan: sol re la mi.
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