Para encontrar a Dios hay que vivir felices. RAINER MARIA RILKE
¡Gracias por todo este universo trémulo!
Por las ciudades y por las campiñas,
Por el misterio y paz de lo inmutable,
Por el cristal del agua que nos mira,
Por la tersura de los frutos gratos,
Por los besos, por todos los abrazos.
¡Por esta niña que encontré en mi vida!
Sola escudriña con sigilo amable
Tras los vitrales de los muchos años.
Si su palabra, la mirada dice
Vasta ternura y anchuroso afecto:
¡La eternidad iluminó mis ruinas!
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